miércoles, 17 de julio de 2013

"No soy diferente"



"No soy diferente. No soy bohemia como asegura todo el que no me conoce: no pinto, no dibujo, no toco ningún instrumento, no canto. Quería decirte que no actúo en obras de teatro, que no escribo poemas. No bailo excepto cuando estoy alegre en las fiestas. No soy deportista, no soy gótica ni porrista, no soy tesorera ni segundo capitán. No soy una lesbiana que ha salido del clóset y se siente orgullosa, ni el chico de Sri Lanka, ni una trilliza, una borracha, un genio, una hippie, una cristiana, una puta, ni siquiera una de esas chicas superjudías que tiene una pandilla con kipá y le desea a todo mundo un feliz Sucot. No soy nada (...) 

Me gustan las películas, todo el mundo lo sabe- las adoro-, pero nunca estaré al frente de ninguna porque mis ideas son estúpidas y están desordenadas en mi cabeza. No hay nada diferente en eso, nada fascinante, interesante, que valga la pena mirar. Tengo un pelo horrible y ojos de tonta. Tengo un cuerpo que no es nada. Estoy demasiado gorda y mi boca es increíblemente fea. Mi ropa es una broma y mis bromas son desesperantes y complicadas y nadie más se ríe con ellas. Hablo como una imbécil, no sé decir nada que haga pensar a la gente como yo, simplemente parloteo y tartamudeo como una fuente rota. (...) Hablo mal de todo el mundo y luego me enfurruño cuando no me llaman. Mis amigos se desvanecen como si los hubiera lanzado de un avión. Sudo por todas partes, mis brazos, la manera en la que me muevo de forma torpe tirando cosas, mis calificaciones normalitas y mis intereses estúpidos, el mal aliento, los pantalones ajustados por detrás, mi cuello demasiado largo, o algo así. Trato de engañar y me descubren, me hago la interesante y meto la pata, estoy de acuerdo con los mentirosos, digo cualquier tontería y pienso que es algo inteligente. Me tienen que vigilar cuando cocino para que no queme el guiso. Soy incapaz de correr cuatro cuadras o de doblar un suéter. Finjo como una imbécil, bromeo como una loca, perdí la virginidad y ni siquiera eso hice bien, accediendo a ello y poniéndome triste e irritándome después, aferrándome a un chico que todo el mundo sabe que es un tarado, un bastardo, un imbécil y un cabrón, queriéndolo como si tuviera doce años y descubriendo toda la verdad de la vida en la sonrisa de un recorte de revista. Amo como una loca, como en una comedia romántica, como una boba con demasiado maquillaje que dice su extraño guión a un hombre atractivo cuyo propio espectáculo de comedia ha sido cancelado. No soy romántica, soy una tonta. Sólo los estúpidos creerían que soy lista. No soy nada que nadie debería saber. Soy una lunática que deambula en busca de migajas, soy todos y cada uno de los miserables imbéciles a los que he desdeñado y pretendido no reconocer. Soy todos ellos, cada uno de los últimos detalles horribles de un mal disfraz de última hora. No soy diferente, en lo absoluto, no soy distinta a otra partícula cualquiera. Soy una imperfección imperfecta, una ruina ruinosa, unos restos manchados y tan destrozados que soy incapaz de descubrir lo que era antes. No soy nada, nada de nada. (...)" 


-fragmento de "Y por eso rompimos" de Daniel Handler-