-Te amo.- dijo apenas separando los labios.
Era la primera vez que decía esas palabras frente a alguien. Ella solía susurrarlas al viento sin destinatario a quien le importara, jugaba con esas palabras como si fueran parte de un cuento de hadas.
Tenía tiempo que no pensaba en ellas. Era increíble pensar que la sociedad lograra que una persona tan llena hasta derramarse de amor, se volviera tan fría.
Llegó un punto en el que no era ni capaz de amarse a ella misma. Iba por la vida divagando entre sus pensamientos, atrapada dentro de los comentarios de la gente, sin poder habitar su propio mundo, el cual, tan cuidadosamente, había creado.
Allí se encontraba ella... amando de nuevo, sin poder creer que alguien pudiera amarla aún con tal exceso de defectos.
Nunca había tenido rupturas amorosas, sólo se había enamorado... y eso la cambió por completo.
Tenía una debilidad con las películas amorosas, le encantaba ver historias que deseaba poder vivir, pero sabía que no sucedería.
¿Entonces... era fría o pretendía serlo?
No, no lo era, ella sabía que estaba llena de sentimientos, pero se llenó de miedo, miedo que le impedía sacarlos.
Aún con tanto miedo, se dio la oportunidad de volver a querer a alguien. Pero, nunca se imaginó que ese alguien la haría olvidarse del miedo, y de todo lo que no le permitía ser feliz.