Hace mucho tiempo, una niña y un niño se conocieron en la escuela, pero para ninguno de los dos fue algo relevante.
No se dirigieron la palabra hasta meses después, cuando la amiga de la niña, quien también lo era del niño, los presentó formalmente. Luego de eso, comenzaron a hablar casi todos los días por teléfono, contándose historias graciosas el uno al otro. Su relación se volvía cada vez más estrecha.
Un día, mientras hablaban, ella comenzó a tener una sensación extraña dentro de su pecho, su corazón latía diferente, y las ganas de sonreír por cualquier cosa que él decía, eran incontrolables.
Cuando terminaron de hablar, ella inmediatamente llamó a su amiga.
-Sabes... tengo unas ganas inmensas de abrazarlo- dijo la niña.
-¿Para qué?- respondió su amiga.
-No tengo idea, pero es una sensación que no se va...
-¿Para qué?- respondió su amiga.
-No tengo idea, pero es una sensación que no se va...
-¿Acaso te gusta?
-No es que me guste... sólo quiero abrazarlo.
-No es que me guste... sólo quiero abrazarlo.
Su amiga rió.
-Si tu lo dices...
La llamada duró poco, pero realmente hizo pensar a la niña.
"¿Acaso me he enamorado de el?" se repetía constantemente al tratar de encontrar una respuesta a sus sentimientos.
Días después, el niño había tenido problemas con una de sus compañeras. No fue un problema pequeño, y nadie estaba seguro de lo que había sucedido en verdad, pero muchos habían decidido estar en su contra.
-Fue algo estúpido- dijo a través del teléfono
-Lo sé- dijo la niña molesta.
-Lo peor es que muchos dicen que yo fui el culpable
-Pero tu sabes que no lo eres.
-Ya sé.
Los dos quedaron en silencio por un momento.
-¿Sabes? Aunque creas que todo el mundo esté en tu contra, nunca vas a estar solo, porque estaré yo. Siempre voy a estar a tu lado apoyándote, lo prometo.
-Gracias... te quiero, y mucho.
En el momento en el que ella escuchó eso, sintió como si su corazón estuviera latiendo a mil por hora. Era la primera vez que él le decía "te quiero". Tal vez eso habría sido algo insignificante para otras personas, pero para ella no, esas dos simples palabras significaron el mundo.
-Yo igual te quiero- respondió con una sonrisa.
-Lo sé- dijo la niña molesta.
-Lo peor es que muchos dicen que yo fui el culpable
-Pero tu sabes que no lo eres.
-Ya sé.
Los dos quedaron en silencio por un momento.
-¿Sabes? Aunque creas que todo el mundo esté en tu contra, nunca vas a estar solo, porque estaré yo. Siempre voy a estar a tu lado apoyándote, lo prometo.
-Gracias... te quiero, y mucho.
En el momento en el que ella escuchó eso, sintió como si su corazón estuviera latiendo a mil por hora. Era la primera vez que él le decía "te quiero". Tal vez eso habría sido algo insignificante para otras personas, pero para ella no, esas dos simples palabras significaron el mundo.
-Yo igual te quiero- respondió con una sonrisa.
