viernes, 5 de julio de 2013

En un café




 Y aquí estoy yo... con un pastel y una malteada a la mano que no he tocado para nada.
Estoy prácticamente sola, sintiéndome tan pero tan fuera de lugar.

 Cómo hubiera preferido quedarme en casa, recostada en mi cama, viendo la lluvia caer.

Dos compañeras de la escuela aparecieron por aquí... ¿Cuáles eran las probabilidades de encontrármelas? De tantos cafés que hay por aquí, están en el mismo que yo.

 Deberán creer que soy una grosera... Las vi, me vieron, pero desvié la mirada, no las saludé ni nada... sí, soy una grosera; algo habrán dicho de mí, se rieron después de verme, se sentaron en un lugar donde no las puedo ver.

 Debí haberles sonreído, o haberles hecho el típico gesto con la mano para saludar... pero no lo hice... no hice nada... sí, soy una grosera.

Primer sorbo de malteada...
Sigo aparentando que pongo atención a toda la plática..
Un tal Carlos tenía una relación amorosa con su alumna... o al menos eso escuché.

Primer rebanada de pastel... No está tan mal. 
Chismes, chismes y más chismes... no sé que hago aquí.

5 sorbos de malteada más...
Un grupo de personas llegó, seguramente cosas del trabajo, se nota en la forma de vestir de todos ellos... en los ojos de preocupación bien disimulados con una sonrisa tan falsa y obligada... seguramente alguno pensando lo mismo que yo ¿Qué  demonios hago aquí?

Más sorbos, más rebanadas...
Mis compañeras se fueron. No me vieron, no me despedí... Sí, soy una grosera.

Un sorbo más y una rebanada más...
La lluvia regresó... Estoy controlando mis impulsos de querer irme y empezar a caminar sin rumbo bajo la lluvia. ¿Qué hago aquí?

3 sorbos más y jugando con lo que queda del pastel...
Sigo tratando de disimular el aburrimiento.
El lugar está casi vacío.

Más sorbos y un pedacito más...
Demasiado dulce para mi gusto. Mis ganas de irme aumentan.
Chismes, chismes, chismes...

Un pedacito más y se acabó el pastel...
Más de tres horas aquí.
El aburrimiento se transformó en sueño.

Se acabó la malteada...
El sol ya se ha ocultado y seguimos aquí.
Sólo hay una familia frente a nosotros.
¿Qué hacer, qué hacer? Tamborileo mis dedos sobre la mesa, observando cuidadosamente la decoración del lugar. Muchas fotos de películas antiguas mexicanas.
Ya me quiero ir.

Casi cuatro horas...
Mis ojos luchan por permanecer abiertos.

La cuenta por favor.
¡Al fín!