Me preguntó si ya lo había olvidado, sonreí, me di la vuelta
y empecé a caminar... De repente, las lágrimas se acumulaban, comencé a ver
todo borroso, me detuve. Me quedé parada debajo de unos árboles
frondosos. Alcé la mirada, pequeños rayos de sol podían colarse entre las
hojas, las lágrimas comenzaron a caer, sin embargo, mi sonrisa seguía ahí.